Hoy en día no nos parece raro ver tomates en el supermercado en pleno invierno, comprar mangos y aguacates en enero o comer mandarinas y pomelos con el calorazo de agosto. Pues debería extrañarte, porque las frutas y verduras, como productos de la naturaleza que son, tienen su temporada de máximo esplendor. Y como tal, consumirlas cuando corresponde tiene sus ventajas:
- Lo primero y más importante: el sabor. No tienes más que comer un tomate en invierno y uno en verano y comparar. No hay color (nunca mejor dicho). Uno tiene sus cualidades organolépticas intactas: es sabroso, jugoso y con frescos aromas. El otro te deja como indiferente.
- Por sus cualidades nutricionales. Muchos afirman que las frutas y verduras consumidas en su temporada tienen unos valores nutricionales más altos. Si bien no es una diferencia abismal respecto a los productos fuera de su estación, sigue siendo otro motivo a favor.
- Consumirás local. O al menos será más fácil que lo hagas. Si quieres fresas en diciembre, probablemente comprarás unas que han viajado unos cuantos kilómetros. Puede que hasta hayan atravesado el charco. Por el contrario, si las comes ahora en estos meses, seguramente provengan de una zona cercana a tu ciudad porque es el momento del año en que se dan. Y si no estás seguro, tan solo tienes que mirar el etiquetado del producto. Así apoyarás a la agricultura local y además tendrá impacto en las otras dos ventajas que vienen a continuación.
- Reduces el impacto en el medio ambiente. Producir fuera de temporada requiere más elementos adicionales de lo normal: energía para invernaderos, pesticidas, fertilizantes… Y si nos traen el producto desde tierras lejanas, esto deja una huella de carbono mayor que si el trayecto de transporte es más corto. No quiere decir que los niveles de contaminación queden en cero, pero serán notablemente más bajos al consumir de temporada.
- El precio cambia. La misma compra de fruta y verdura en invierno no vale lo mismo en verano. Por diversos motivos: porque cuesta más producirla (debido a los elementos que mencionábamos), por el transporte y porque la demanda es menor. La fruta y verdura en su temporada se produce en cantidades mucho más grandes, la demanda por parte de los consumidores es más alta y los procesos de producción son menos costosos. Resultado: el precio baja.
Recapitulemos: más sabor, mejor para tu salud, para tu localidad, para el medio ambiente y para tu bolsillo. Si no tienes muy claro qué productos hay en cada temporada, existen infinidad de calendarios en internet donde puedes consultar esta información. Así que… ya no hay excusas.