Existen muchísimas hierbas aromáticas que se utilizan en cocina a día de hoy. Algunas han alcanzado la popularidad por sus propiedades medicinales, otras por su aroma y otras por su sabor, o por las tres cosas a la vez. Hoy hacemos un repaso de cinco hierbas aromáticas muy populares en nuestra gastronomía.
Albahaca: existen varios tipos de albahaca. Probablemente las que tengas más a mano sean la común (Ocimum basiliscum), la morada y la tailandesa. Si pensamos en albahaca es inevitable pensar en el pesto. Mamma mia! ¡Qué cosa tan sencilla y tan rica al mismo tiempo! Pero esta hierba no se queda solo en las salsas, también la puedes utilizar para terminar un plato o comerla directamente en nuestra fideuá de espinacas y albahaca o en los ravioli verde y blanco con mascarpone y albahaca.
Cebollino: primo hermano de la cebolla, de tallos finos, largos y de color verde intenso. Aunque se cultiva desde la Edad Media, no alcanzó su popularidad gastronómica hasta el siglo XIX gracias a sus propiedades digestivas y su, aunque no lo creas, poder contra el mal aliento. Cuando lo utilices en la cocina, sobre todo si se trata de platos calientes, recuerda añadir el cebollino siempre al final o matarás su sabor. Combina bien con aguacates, tomate, huevos, queso… ¿Qué tal una ensalada de caracolas de limón con todos estos ingredientes y un toque fresco de cebollino recién picado?
Laurel: más allá de la corona de laurel que se le otorgaba a los poetas, este ingrediente originario del este mediterráneo es fundamental en nuestra gastronomía. Es sumamente versátil ya que se puede adaptar a platos dulces y platos salados. Es la hierba aromática que reina en los guisos, los estofados, los caldos y las salsas. Cuando estés haciendo una salsa de tomate para un espectacular plato de nastrini, no olvides ponerle una hoja de laurel. Y un dato curioso: en la región de Puglia se hace un licor de laurel (liquore di alloro).
Orégano: probablemente sea una de las hierbas más populares en la gastronomía mediterránea y, sobre todo, en la italiana. El orégano te alegra una salsa de tomate, es fiel fresco y seco y es un buen amigo tanto de las carnes como de las verduras. Te proponemos algo muy simple: saltea unos tomates con aceite de oliva y un poco de ajo picado, añade manicotti previamente cocidos con un par de cucharadas del agua de cocción. Emplata y ponle unas hojitas de orégano fresco y un chorrito de aceite de oliva virgen extra y tendrás un manjar. ¡Ah! Y no te olvides de probar nuestras cintas de tomate y orégano y nuestro cremoso de AOVE de frambuesa y orégano que puedes combinar siguiendo esta receta.
Salvia: su aroma es absolutamente inconfundible. Combina muy bien con productos grasos o lácteos y es un condimento genial para carnes, pastas y polenta. De hecho, es típico su uso en Italia en la preparación de la saltimbocca y de la pasta e fagioli. Si no te quieres complicar mucho, cualquier pasta servida con mantequilla y salvia siempre será un gran acierto.